¿Guías o intérpretes?

Los profesionales del turismo



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El turismo es sin duda uno de los grandes motores económicos en la actual configuración de muchos de los países actuales. Igualmente se ha convertido en una herramienta fundamental para el desarrollo económico, social y cultural de los territorios dada su elevada aportación a la creación de empleo y riqueza, su carácter equilibrador de la balanza de pagos, su aportación al desarrollo armónico y equilibrado del territorio afectando positivamente a las zonas más desfavorecidas, o su naturaleza generadora de efectos dinamizadores en otros sectores económicos. Si  hablamos de España hemos de ser conscientes que es uno de los principales destinos turísticos del mundo, gracias a los diversos atractivos que posee el país.  España es el segundo país del mundo con más ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad, el tercero el número de espacios naturales declarados Reserva de la Biosfera o el que más playas con banderas azules posee de todo el hemisferio norte.  Con estos avales no es de extrañar que el turismo representa uno de los más importantes motores económicos del país.  a principios de 2017 conocimos las cifras de turistas que llegaron a España una cifra que fue facilitada por la Organización Mundial del Turismo.  La cifra superó los 75 millones de turistas en 2016. En términos económicos en 2016 España ingresó 77 mil millones de euros, un 8% más respecto a 2015, Siendo las comunidades autónomas de Cataluña Baleares y Canarias las que registraron un mayor número de turistas.

Queda claro pues que turismo es un gran negocio que mueve miles de millones de euros y millones de personas lo que representa sin lugar a dudas un sector dominante de empleabilidad. En términos globlales el turismo dio trabajo a 292 millones de personas en 2016.

En este gran pastel que representa el sector turístico no es de extrañar que surjan antes que quieran su porción de la tarta. Muchos han sido los que han denunciado constantemente el intrusismo profesional en el sector turístico. La prestación de actividades turísticas por establecimientos y agentes clandestinos que desarrollan sus servicios sin estar habilitados para ello y, por tanto, sin ajustarse a los criterios de calidad, seguridad e infraestructura que exige el ordenamiento jurídico turístico, se está convirtiendo en un fenómeno que entorpece las bases estructurales del modelo turístico vigente. La existencia de estos elementos que actúan de forma paralela a la legalidad se debe a cuestiones netamente económicas así como las derivadas del propio modelo turístico. Al ser una industria dinámica y en continua evolución que busca incesantemente nuevas y originales fórmulas de oferta contribuyen a este surgimiento intrusivo que trata de dar respuesta a las nuevas demandas del turista.

Si valoramos los derroteros por los que se está empezando a mover las nuevas dinámicas turísticas vemos que surgen elementos procedentes de las nuevas tecnologías que abren un abanico hasta ahora desconocido con una repercusión aún por valorar.

Con todo hemos de ser conscientes que el primer elemento a tener en consideración es el trabajo y el ámbito en el que se actúa puesto que el turismo en su forma más global abarca diferentes elementos que tienen cabida dentro del marco legal. Pero, ¿Es tan fácil regular la situación y amparar las diferentes modalidades turísticas en un entorno de supuesta legalidad? O dicho de otra manera, ¿quieren los diferentes actores implicados regularizar la situación? Conviene recordar que las leyes de ordenación del turismo efectúan una remisión reglamentaria expresa para la regulación de las diversas empresas, reconociendo la capacidad a este nivel de reconocer otras actividades turísticas diferentes a las previstas en la ley con el fin de adaptar el derecho turístico a la propia evolución del sector. Recordemos que el sector se define por su enorme dinamismo. Es en este punto en el que hay que empezar a distinguir si toda profesión vinculada al turismo pero alejada de los marcos de las asociaciones de guías turísticos realizan su labor de manera clandestina. La pregunta es clara, ¿son los intérpretes del patrimonio guías turísticos? Si no lo son, ¿operan en el marco de la ilegalidad? Y a la inversa, ¿son todos los guías turísticos intérpretes del patrimonio? Si no lo son ¿ofrecen un servicio de calidad?


¿Qué es un guía turístico?


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Empecemos definiendo qué es ser un guía turístico. Si acudimos al Comité Europeo de Normalización (CEN) podemos leer lo siguiente en relación a la definición de guía de turismo: “Persona que guía a los visitantes en el idioma de su elección e interpreta el patrimonio cultural y natural de una zona que normalmente posee una titulación específica sobre una zona, por lo general emitido o reconocido por las autoridades competentes. Vemos por tanto que en la propia definición encontramos el término interpretación. Los propios guías omiten el término interpretación y destacan que el guía turístico debe tener unos conocimientos científicos, como la geografía o la arqueología. Pero también debe saber desenvolverse en varios idiomas para entenderse con los turistas y unos conocimientos prácticos como conocer las mejores rutas o los horarios de servicio. Lo que está claro es que debe tener la capacidad de transmitir a los visitantes los valores de los monumentos y lugares de interés, como intérpretes del patrimonio.  En la definición se añade también una titulación, que para el común de los casos es una habilitación profesional expedida tras un examen o curso.


¿Qué es un intérprete del patrimonio?


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Acabamos de hablar de la necesidad de saber transmitir unos valores patrimoniales al público visitante. Esa es la raíz del intérprete, puesto que la interpretación, no solo es una disciplina, sino que también es una profesión.

Cualquiera puede estudiar interpretación. Se puede estudiar para incorporarla como herramienta de trabajo, al igual que podemos estudiar estadística. Ingenieros Forestales, sociólogos, veterinarios, maestros, educadores ambientales, técnicos forestales y guardaparques, policías, animadores socioculturales, biólogos, arqueólogos, historiadores, diplomados en turismo, museólogos, diseñadores gráficos, dibujantes, etcétera cualquiera puede estudiar interpretación provenga de la profesión u ocupación que provenga. En algunas carreras debería ser obligatoria o sumamente recomendable, por ejemplo, en turismo.  Es una profesión. El profesional de la interpretación es aquel que destina su esfuerzo técnico solo a esta disciplina y debería dominar los siguientes aspectos:

  • planificación interpretativa
  • diseño de servicios y equipamientos interpretativos
  • técnicas para la comunicación del mensaje interpretativo
  • técnicas de evaluación de la interpretación
  • diseño de algunos medios interpretativos
  • ser un potencial guía intérprete

Por tanto vemos que el intérprete tiene diferentes facetas profesionales y procede de diferentes campos del conocimiento, no solo del turístico.


El intérprete del patrimonio no es un guía, pero el guía sí debería ser un intérprete

En las propias definiciones tanto de guía como de intérprete comprobamos que si bien existen elementos comunes, éstos determinan que el intérprete del patrimonio es un profesional diferente al de un guía turístico si bien el guía turístico debería tener las competencias y los conocimientos propios de un intérprete del patrimonio. Queda claro pues que en materia de intérpretes del patrimonio no puede existir intrusismo en el sector turístico puesto que su labor es completamente distinta al de un guía turístico.


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Fuentes

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